Éstos son los personajes más importantes

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¡¡¡¡¡¡¡¡Lo siento!!!!!!!!

Hola chic@s!
Siento mucho tener que daros estas noticias. No os esperéis lo peor, que seguro que os habéis montado un follón a lo que voy da dejar de escribir la historia y eso, pero para nada. La cuestió es que yo soy una chica que suele sacar notable y sobresaliente en todas las asignaturas, entonces, como sólo me faltan dos semanas para terminar el cole, mi padre que ha dicho que no me va a dejar concectarme durante mucho rato a ordenador. Lo hace sólo para estar seguro de que doy lo mejor de mí en estudiando para los exámenes.
Por lo que, es posible que en vez de un capi por día, suba un capi por semana hasta que termine el curso y tenga todo aprobado. No desapareceré, daré señales de vida de algún modo. Por ejemplo, esos capis que subiré de vez en cuando y alguna entrada o comentario que pondré diciendo qué tal me va la cosa.
Espero que me disculpéis porque no voy a poder estar aquí en la fic y dedicarle el mismo tiempo que he estado dedicándole hasta ahora para sacar buenas notas.
Os dejaré un último capi hasta, no sé cuándose serás la próxima vez que suba, así que... ¡Disfrutadlos!
Bss

Capítulo 42


Una sensación de intranquilidad y temor recorrió a June, haciendo que entrara en frío y se frotara los brazos. Al notarlo, Bill la abrazó más fuerte y consiguió una mirada agradecida de parte de June.
Mientras, una figura con capucha se alejaba del hospital. Sin correr pero apresurándose. Una figura esbelta cubierta con ropa abrigada para protegerse del frío invernal de las calles secundarias de Madrid. Una persona con el pelo marrón de destellos rojizos y los ojos de un verde pálido.
“Casi me ha visto” pensó Erika, enfurruñada y enfadada consigo misma. Se alejaba lo más rápido que podía sin llegar a llamar la atención. “He estado a punto de echarlo todo a perder”.
A pesar de que el día anterior había pensado que tenía que esperar un poco para llevar adelante su plan, se estaba arrepintiendo. Estaba planteándose seriamente hacer que les diera un infarto a las tres amigas, nada más que June saliera del hospital, y por lo que había oído comentar a Susanna a los niños, eso debía ser dentro de unas dos semanas.
“Tengo que pensarlo bien, no quiero que ninguno descubra lo que voy a hacer. Tampoco pueden enterarse de dónde me voy a esconder hasta que me den a cambio lo que quiero” seguía pensando.
Y obviamente, sus planes no eran precisamente amistosos, como os habréis podido imaginar. Lo que ella más quería en ese momento, o más bien con lo que más encaprichada y obsesionada estaba eran los dos gemelos Kaulitz. Y su mente perversa había planeado una estrategia, sin que nadie sospechara de ella, para hacer que los dos se olvidaran de June y Mery y se tuvieran que ir con ella.
“Pronto nos veremos las caras, niñitas” pensó antes de entrar en un almacén abandonado que había en una zona inhabitada de Madrid.
***
Pasó una semana, y las cosas iban tan bien que June desconfiaba un poco. Recibía las visitas diarias de sus amigas, Derek, Eric y los niños con Susanna y Erika, la cual cada vez le caía peor a June por cómo miraba a Bill. Mery también recelaba un poco, pero Tom estaba tan atento con ella y se fijaba tan poco en las otras mujeres, que se sentía un poco más confiada.
Georg y Dasha seguían con su falsa relación, aunque todavía eran June y Mery las únicas que lo sabían seguro aparte de la propia pareja, aunque por los comentarios que hacía Derek de vez en cuando, empezaron a sospechar que él también lo había descubierto todo. Eric a su vez, estaba más atento que nunca con Dasha, y eso hacía que la chica estuviese pletórica, pero quería seguir haciéndole sufrir un poco más por todo lo que le había hecho pasar.
Aquel día por ejemplo, Tom había invitado a Mery a cenar al restaurante del Hotel Ritz, y estaban en el coche del chico, camino del lujoso restaurante.
-       Bueno, ¿qué te va a apetecer de comer? – preguntó Tom, para sacar algo de conversación.
-       Según qué haya, creo – contestó Mery, encogiéndose de hombros -. No he estado nunca allí.
-       ¿A no?
-       Liebe, no todos tenemos el suficiente dinero como para alimentar un país entero durante un año y que nos sobre – explicó ella -. Apenas consigo un poco trabajando de camarera en un bar que está en el bajo de nuestro piso.
-       ¿Trabajas de camarera? – preguntó Tom extrañado y un poco enojado -. No me lo habías dicho antes.
-       Tú tampoco me lo habías preguntado – contestó ella con una sonrisa tierna -, además sabía que te ibas a enfadar.
-       ¿Enfadar? ¿Yo? Pff – Tom fingió que le daba igual -. ¿Por qué? ¿Porque normalmente suelen ir vestidas para provocar y atraer la atención de clientes masculinos? ¿Porque me estoy imaginando a otros hombres mirarte como sólo puedo mirarte yo? Me parece que te equivocas.
-       No me equivoco – le retó Mery.
-       Sí, te equivocas – negó él.
-       No.
-       Sí.
-       No.
-       Sí.
-       Que no.
-       Que sí.
-       Pues entonces no te digo que la falda del uniforme me queda muy por encima de la pantorrilla – rió Mery, fingiendo despreocupación y mirando por la ventana.
-       ¿Cómo dices? – reaccionó Tom, alterándose mucho -. No vas a volver a trabajar en ese sitio.
-       Tom, no puedes decirme dónde puedo trabajar y dónde no – intentó tranquilizarle Mery -. Eso es cosa mía. Y por mucho que me miren los demás, tú eres el único para mí. 
-       Pero no me gusta que otros te miren como te miro yo – se quejó Tom, como un niño -. Por ejemplo ahora, ¿te he dicho que estás preciosa?
-       Sí, un par de veces – respondió Mery, sonrojándose y estirando unas supuestas arrugas que había en sus pantalones.
(Llevaba esto puesto)








Cuando Tom la había visto se había quedado callado sin palabras para describir lo guapa que le había parecido. Hablaron poco más hasta que llegaron al hotel, ya que Tom lo único que podía hacer era mirar embobado los hombros delicados y desnudos de Mery, que aquella camisa ofrecía tanto a su vista.
Llegaron al restaurante y un mayordomo abrió la puerta de Mery mientras Tom bajaba por sí mismo del lado del conductor. Le dejó las llaves del coche a uno de los señores que les esperaban allí para que aparcara su coche, y le ofreció una generosa propina a cambio de que lo cuidara bien. Una vez juntos, Tom cogió a la chica de la mano y se la llevó hacia dentro.
-       Bueno schön, la de hoy va a ser una noche memorable ya lo verás – sonrió con suficiencia mientras le besaba en la sien.
-       ¡Y que lo digas! – respondió Mery, nerviosa y emocionada -. No todos los días tu novio famoso te lleva a cenar a uno de los restaurantes más lujosos de Madrid.
Y no sólo eso, liebe – añadió Tom mientras al portero le pedía que los llevara a una mesa encargada -. Te espera una grata sorpresa después de cenar... 

Como podéis ver hoy subo dos capis. ¿Por qué? No sé, hoy estoy contenta y animada y puedo escribir unos cuantos capis más después de terminar de entrenar al grupo de brujas que tengo. Hoy mis profes se han portado. Teníamos presentaciones de un proyecto que no hos gustaría hacer ni después de muertos. Total que los miércoles solemos salir a las 13:50, pero como hemos terminado las presentaciones antes a la 13:30 ya estabamos fuera. ¿Y quién no disfruta de 20 minutos menos de cole? Yo sí, por que si no teníamos mate con Ruben y eso es un suicidio.
Bueno, espero que os gusten los capis. Mery, el capi picante viene pronto.
Bss  

Capítulo 41


-       Ejem, Dasha – la llamó, con la cabeza agachada.
-       ¿Sí? – respondió ella, un poco tensa, esperando más reproches.
-       Yo… sólo quería pedirte perdón – aquello dejó descolocada a la chica -, y desearte suerte con Geo, es un buen chico.
-       Bueno… gracias Eric – dijo al otra, anonadada, pero feliz de que por una vez Eric la hubiese tratado con cordialidad.
-       Te deseo lo mejor, te lo mereces – añadió levantado la cabeza y sonriendo de forma tierna.
Aquella sonrisa era la que robaba el corazón de Dasha, la que había hecho que se enamorara de él. En aquel momento, habría sido capaz de echar a perder toda la farsa para tirarse a los brazos de Eric y decirle que le quería con locura y que dejase de hacerse el protector con ella.
Pero no lo hizo, en vez de eso, se irguió y le devolvió su sonrisa con una propia. Una que hizo que sus ojos brillaran y el corazón de Eric se encogiera. “Decidido, voy a intentar ganármela de nuevo” se prometió para sí mismo “Ella sí merece la pena”.
June miraba contenta la cara decidida que tenía Eric, adivinando cuales eran sus secretos pensamientos. Miró a su alrededor y se fijó en que todos tenían expresiones, más o menos felices en sus caras. Se sentía pletórica sabiendo que sus amigos nuevos y amigos de toda la vida se llevaban bien y estaban contentos y relajados.
Veía a Derek bromear con Gustav, y que se daban golpes amistosos en la espalda y los brazos. Parecían muy entretenidos con el tema del que estaban hablando. Se giró y vio a Eric hablando con Georg y Dasha, a la que rodeaba con un brazo de forma amistosa. Veía la cara de empeño que tenía Eric y la ilusión y cariño que dominaban las facciones de los otros dos, el uno por haber encontrado una amiga en la que sabía que podía confiar ciegamente, y la otra porque veía que el amor de su vida por fin ponía algo de empeño en acercarse a ella.
Se giró también hacia Mery y Tom, que estaban abrazados, bromeando. Tom cogió en ese instante el móvil de Mery y se puso a mirar las fotos que había. Todas las que encontró eran de ella, Dasha y June en poses “in fraganti”.
-       ¡Aquí estás hermosa, liebe! – rió Tom cuando vio foto de Mery en bañador, tomando el sol, tapándose el sol que le daba en la cara con una mano y los ojos achinados por culpa de la luz. Era una foto que le tomó June un día que habían ido a la piscina el verano anterior -. Y sexy.
-       Devuélveme el móvil, Tom – dijo mientras éste lo agarraba en alto y con una mano apartaba a Mery, que daba saltos intentando alcanzar el teléfono.
-       Pero schön, no es justo que me prives de una fase de tu vida tan importante – reía el chico -. La fase veraniega, el “OPERACIÓN BIKINI”. Además no sé por qué te quieres esconder. Estás genial a pesar de parecer que acabas de despertar.
-       Es que acababa de despertar, idiota – medio gritó, enojada en broma, tratando de alcanzar su móvil todavía.
-       Mira que color de piel tan bonito – decía Tom -, ¡y qué textura! Casi puedo tocar tu suave piel desde aquí. ¿Y ese par de…?
-       ¡Tom! – gritó, intentando evitar a toda costa que terminara aquella frase.
-       Se nota que están felices – le comentó Bill a June, mientras se sentaba al lado suyo, le rodeaba los hombros con un brazo y le daba un suave beso.
Y por fin miró a Bill. Lo miró de verdad. Fijándose en todos los detalles de su cara. Las oscuras cejas siempre arqueadas con ese matiz tan sexy y el piercing en la izquierda. Los ojos color castaño claro que absorbían toda su alma como si fuera una aspiradora, que la miraban con intensidad, hacía que le resultara difícil respirar y se sintiera la chica más guapa del planeta. La recta nariz clásica y altiva. La curva de sus labios carnosos hechos para que una chica tuviera fantasías con ellos. El pequeño lunar que tenía debajo del labio. La palidez de su piel. Los mechones de pelo que le cubrían parcialmente la cara. Los rectos y brillantes diente blancos que formaban una sonrisa perfecta que hacía que su corazón o parara de golpe o se acelerara. Los delicados huesos de su mandíbula…
Todos esos pequeños detalles que habían ido conquistando poco a poco a June se le tiraron encima de repente, haciendo que se abrumara por la magnitud de su amor hacia Bill. “Sí” pensó, “definitivamente estamos felices”.
Pero de repente le recorrió un escalofrío por la espalda y miró hacia afuera de la habitación. Su mirada se cruzó durante tres segundos con unos profundos ojos verdes que la miraban con absoluta frialdad y maldad, pero que desaparecieron drásticamente al sentirse observados...

Capítulo 40


En el hospital, Bill, Gustav, Derek, Eric, Mery y June ya habían comido, y empezaban a preocuparse porque Dasha y Georg no volvían. El joven propietario de Porsche era el que más nervioso estaba, y no paraba de mirar por el cristal de la habitación de June hacia el pasillo para ver si venía alguien. Y nada.
-       Tranquilo, Eric – suspiró Mery, por enésima vez -. Georg no dejaría que nada malo le pasara, al fin y al cabo, le gusta.
-       Ya, lo has arreglado – musitó Eric -. ¿Y si se han ido a un hotel y se están revolcando?
-       ¡Oye! A Georg le conozco y no te digo que no sea capaz de hacer algo así, pero no en un caso como este – dijo Tom -. Además, tampoco creo que Dasha sea así.
-       Eso, Eric – suspiró June -. Parece como si no conocieras a la persona de la que estás enamorado.
-       Que no es lo que se puede decir de nosotros, schön (preciosa) – dijo Bill besando la frente de June y rodeando sus hombros con un brazo.
-       ¡Ya basta! – se quejó el joven -. Dejad de pincharme con eso.
En aquel momento, oyeron voces enojadas y risas que venían por el pasillo. Todos se giraron y miraron a través del cristal. Aliviados, vieron que Dasha y Georg que se acercaban. Todos se fijaron en que Georg parecía molesto cargaba con una bolsa y Dasha se estaba limpiando las lágrimas de risa que le caían de los ojos.
-       …calle Chueca a comer! ¡Solo a ti! – estaba diciendo Georg, enfurruñado, mientras abría la puerta.
-       ¡Pero qué bueno ha sido! – reía Dasha -. Es para que se lo cuentes a tus nietos cuando seas un ancianito y vean lo que le pasaba a su querido opa (abuelito) cuando era joven.
-       ¿Qué decías de la calle Chueca? – preguntaron June, Mery, Eric y Derek alarmados mientras los otros tres los miraban confundidos.
-       Este chico, que es un caliente – seguía riéndose y preocupó mucho más a los demás con el comentario.
-       ¿Qué pasa con la calle Chueca? – preguntó Gustav, confuso.
-       Es como el Soho en Londres – explicó Derek -. Ya sabes, burdeles, “Sex-shop”s, homosexuales…
-       Dime que no te ha hecho nada – pidió Eric, horrorizado -, que no habéis…
-       ¡Oh, pero por Dios! – rieron los dos esta vez -. ¡Sois unos pervertidos y unos malpensados! Os reiríais con la historia que ha pasado en realidad – añadió Dasha.
-       Cuenta, please – pidió June, una vez superado el nerviosismo.
-       Verás, es que el calentón este aquí presente me retó, y sabéis que yo no puedo resistirme a un reto – explicó la chica -. Me pidió que le llevara a una de estas tiendas de artilugios cochinos y yo me negué, quiero decir, ¡qué asco! Pero entonces me dijo que seguro que no sabía dónde había uno de esos, y yo le tuve que llevar.
-       Vaya, Geo, no me esperaba esto de ti – sonrió Derek -. ¿Y qué más?
-       Entramos en una tienda, y al salir era muy tarde – explicó Georg esta vez -, así que Dasha me llevó a un restaurante que había por allí a comer. La cuestión es que se pensaron que era gay…
-       … y todos los camareros estaban intentado ligar con él – rió Dasha a carcajadas, con lágrimas en los ojos otra vez -. Y él cada vez se ponía más rojo. ¡El pobre no sabía dónde meterse!
-       Hasta que de repente uno ha empezado a sobar y he cogido mis cosas y me he largado – terminó de explicar el bajista, con la cabeza gacha -. Dasha he tenido que pagar porque yo no quería volver a entrar. Eso sí, le he pagado yo a ella todo lo que le ha costado.
Se miraron unos a otros en un silencio solo roto por las carcajadas de Dasha y la respiración de los demás. Entonces Tom soltó un bufido, que era una carcajada tratando de disimularla, pero no se pudo contener e hizo que él y todos los demás empezaran a reírse como Dasha, a mandíbula batiente.
-       ¡Ay, Geo, me habría gustado verte la cara! – decía Bill.
-       Sí, sí… ¿y dónde te tocó? – éste era Derek.
-       No se te subiría a la cabeza ¿no? Quiero decir, el más guapo del grupo sigo siendo yo – no había quien callara el ego de Tom.
-       ¡Dejadme en paz! – protestó George.
-       ¡Ay, mi pobrecito! – exclamó Dasha, divertida mientras le daba un beso en la mejilla -. No te pongas así.
Al ver que Dasha le daba un beso a Georg, Eric se quedó congelado. Los demás se dieron cuenta y pasaban sus miradas de Eric a Georg y Dasha, que parecían no darse cuenta de la reacción de Eric.
Entonces, el chico decidió actuar y carraspeó, intentando atraer la atención de Dasha...