Éstos son los personajes más importantes

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Capítulo 42


Una sensación de intranquilidad y temor recorrió a June, haciendo que entrara en frío y se frotara los brazos. Al notarlo, Bill la abrazó más fuerte y consiguió una mirada agradecida de parte de June.
Mientras, una figura con capucha se alejaba del hospital. Sin correr pero apresurándose. Una figura esbelta cubierta con ropa abrigada para protegerse del frío invernal de las calles secundarias de Madrid. Una persona con el pelo marrón de destellos rojizos y los ojos de un verde pálido.
“Casi me ha visto” pensó Erika, enfurruñada y enfadada consigo misma. Se alejaba lo más rápido que podía sin llegar a llamar la atención. “He estado a punto de echarlo todo a perder”.
A pesar de que el día anterior había pensado que tenía que esperar un poco para llevar adelante su plan, se estaba arrepintiendo. Estaba planteándose seriamente hacer que les diera un infarto a las tres amigas, nada más que June saliera del hospital, y por lo que había oído comentar a Susanna a los niños, eso debía ser dentro de unas dos semanas.
“Tengo que pensarlo bien, no quiero que ninguno descubra lo que voy a hacer. Tampoco pueden enterarse de dónde me voy a esconder hasta que me den a cambio lo que quiero” seguía pensando.
Y obviamente, sus planes no eran precisamente amistosos, como os habréis podido imaginar. Lo que ella más quería en ese momento, o más bien con lo que más encaprichada y obsesionada estaba eran los dos gemelos Kaulitz. Y su mente perversa había planeado una estrategia, sin que nadie sospechara de ella, para hacer que los dos se olvidaran de June y Mery y se tuvieran que ir con ella.
“Pronto nos veremos las caras, niñitas” pensó antes de entrar en un almacén abandonado que había en una zona inhabitada de Madrid.
***
Pasó una semana, y las cosas iban tan bien que June desconfiaba un poco. Recibía las visitas diarias de sus amigas, Derek, Eric y los niños con Susanna y Erika, la cual cada vez le caía peor a June por cómo miraba a Bill. Mery también recelaba un poco, pero Tom estaba tan atento con ella y se fijaba tan poco en las otras mujeres, que se sentía un poco más confiada.
Georg y Dasha seguían con su falsa relación, aunque todavía eran June y Mery las únicas que lo sabían seguro aparte de la propia pareja, aunque por los comentarios que hacía Derek de vez en cuando, empezaron a sospechar que él también lo había descubierto todo. Eric a su vez, estaba más atento que nunca con Dasha, y eso hacía que la chica estuviese pletórica, pero quería seguir haciéndole sufrir un poco más por todo lo que le había hecho pasar.
Aquel día por ejemplo, Tom había invitado a Mery a cenar al restaurante del Hotel Ritz, y estaban en el coche del chico, camino del lujoso restaurante.
-       Bueno, ¿qué te va a apetecer de comer? – preguntó Tom, para sacar algo de conversación.
-       Según qué haya, creo – contestó Mery, encogiéndose de hombros -. No he estado nunca allí.
-       ¿A no?
-       Liebe, no todos tenemos el suficiente dinero como para alimentar un país entero durante un año y que nos sobre – explicó ella -. Apenas consigo un poco trabajando de camarera en un bar que está en el bajo de nuestro piso.
-       ¿Trabajas de camarera? – preguntó Tom extrañado y un poco enojado -. No me lo habías dicho antes.
-       Tú tampoco me lo habías preguntado – contestó ella con una sonrisa tierna -, además sabía que te ibas a enfadar.
-       ¿Enfadar? ¿Yo? Pff – Tom fingió que le daba igual -. ¿Por qué? ¿Porque normalmente suelen ir vestidas para provocar y atraer la atención de clientes masculinos? ¿Porque me estoy imaginando a otros hombres mirarte como sólo puedo mirarte yo? Me parece que te equivocas.
-       No me equivoco – le retó Mery.
-       Sí, te equivocas – negó él.
-       No.
-       Sí.
-       No.
-       Sí.
-       Que no.
-       Que sí.
-       Pues entonces no te digo que la falda del uniforme me queda muy por encima de la pantorrilla – rió Mery, fingiendo despreocupación y mirando por la ventana.
-       ¿Cómo dices? – reaccionó Tom, alterándose mucho -. No vas a volver a trabajar en ese sitio.
-       Tom, no puedes decirme dónde puedo trabajar y dónde no – intentó tranquilizarle Mery -. Eso es cosa mía. Y por mucho que me miren los demás, tú eres el único para mí. 
-       Pero no me gusta que otros te miren como te miro yo – se quejó Tom, como un niño -. Por ejemplo ahora, ¿te he dicho que estás preciosa?
-       Sí, un par de veces – respondió Mery, sonrojándose y estirando unas supuestas arrugas que había en sus pantalones.
(Llevaba esto puesto)








Cuando Tom la había visto se había quedado callado sin palabras para describir lo guapa que le había parecido. Hablaron poco más hasta que llegaron al hotel, ya que Tom lo único que podía hacer era mirar embobado los hombros delicados y desnudos de Mery, que aquella camisa ofrecía tanto a su vista.
Llegaron al restaurante y un mayordomo abrió la puerta de Mery mientras Tom bajaba por sí mismo del lado del conductor. Le dejó las llaves del coche a uno de los señores que les esperaban allí para que aparcara su coche, y le ofreció una generosa propina a cambio de que lo cuidara bien. Una vez juntos, Tom cogió a la chica de la mano y se la llevó hacia dentro.
-       Bueno schön, la de hoy va a ser una noche memorable ya lo verás – sonrió con suficiencia mientras le besaba en la sien.
-       ¡Y que lo digas! – respondió Mery, nerviosa y emocionada -. No todos los días tu novio famoso te lleva a cenar a uno de los restaurantes más lujosos de Madrid.
Y no sólo eso, liebe – añadió Tom mientras al portero le pedía que los llevara a una mesa encargada -. Te espera una grata sorpresa después de cenar... 

Como podéis ver hoy subo dos capis. ¿Por qué? No sé, hoy estoy contenta y animada y puedo escribir unos cuantos capis más después de terminar de entrenar al grupo de brujas que tengo. Hoy mis profes se han portado. Teníamos presentaciones de un proyecto que no hos gustaría hacer ni después de muertos. Total que los miércoles solemos salir a las 13:50, pero como hemos terminado las presentaciones antes a la 13:30 ya estabamos fuera. ¿Y quién no disfruta de 20 minutos menos de cole? Yo sí, por que si no teníamos mate con Ruben y eso es un suicidio.
Bueno, espero que os gusten los capis. Mery, el capi picante viene pronto.
Bss  

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