Capítulo 48

-       … llevamos demasiado tiempo desaparecidos y que tenemos que hacer acto de comparecencia en alguna cadena de televisión de la ciudad, dando una entrevista – se quejó el chico.

Ninguno se había dado cuenta de que estaba aguantando la respiración hasta que dieron un largo suspiro al oír cuáles eran las noticias. En parte se sintieron aliviados porque no tenían que irse todavía de España, y por otro lado irritados con Bill, por el mal rato que lo había hecho pasar.

-       ¡Idiota, Bill! – le reprendió su hermano -. ¡Contrólate hombre! Yo nos creíamos todos que teníamos que irnos de aquí.

-       Mira quién dice ahora al otro que se controle – se burló Bill del guitarrista -. Para mí es igual de malo, no quiero dejar sola a June en este hospital ni por un segundo.

-       No sé cómo puedes poner a la misma altura irte durante unas horas para dar una entrevista e irte para mucho tiempo, quizá para siempre – se quejó June, poniendo cara de niña pobre.

-       June, no hagas pucheros – sonrió Bill acercando su boca a la de ella -, porque sabes que es peligroso.

-       ¿Mmmm? ¿Peligroso, dices? – sonrió ella con deleite, saboreando sus labios -. Yo me siento bastante a salvo – musitó contra sus labios.

-       Pues no lo estás – rió Bill, saltando hacia ella como si fuera un león.

-       ¡Oh, no! ¡Ayudadme! – June fingió miedo -. Que venga mi príncipe y me salve de esa horrible bestia.

-       ¿Cómo que horrible bestia? – esta vez Bill fingió ser un caballero de capa y espada -. Hermosa mía, decidme dónde está que de inmediato la mataré para vos y dejaré su frío corazón a vuestros pies.

-       ¡Ay, no Bill! ¡Qué asco, liebe! – se quejó ella, colgándose de la espalda del chico -. Simplemente llévame lejos, mein prinz (mi príncipe) – y le dio un tierno beso en la mejilla.

-       Nené, pareces un mono – rió Dasha, aludiendo al hecho de que June estaba encaramada a la espalda del cantante.

-       ¡MI monito! – reclamó Bill, girando la cara hacia June.

-       TU monito – aceptó la chica.

-       Te quiero – dijo de repente muy serio, abrazándola contra su pecho -, no lo olvides.

-       Ich werde nicht vergessen (no lo olvidaré) – le prometió ella, mirándolo a los ojos, seria también.

En aquel momento, entraron tres personas desconocidas en la habitación. Un hombre y dos chicas. Los chicos de la banda dieron exclamaciones de sorpresa y bienvenida, y se lanzaron a abrazar a los recién llegados. Mery y June miraron recelosas cómo los gemelos abrazaban cada uno a una de las chicas. Se separaron y hablaron en un alemán chapapurreante que a las otras tres chicas, que estudiaban el alemán, les costó entender.

El hombre, sin embargo tras saludar a Georg y Gustav, porque los otros dos estaban muy ocupados saludando a las desconocidas, se acercó a los demás para presentarse. Una vez lo miró desde más cerca, June se dio cuenta de que no era tan mayor y que aparentaría unos 26 o 27 años. Les dijo algo en un alemán ininteligible, y al ver las caras de desconcierto de las chicas, sonrió amplia y amablemente y probó a hablar en inglés.

-       Hola, yo soy David Jost, el manager de los chicos – se presentó, tendiéndoles la mano.

Pero las chicas desecharon con un gesto su mano y le dieron un abrazo y los dos besos que por rigor correspondían cuando se conocía a una nueva persona. Pero Mery y June no se dieron cuenta de que los gemelos ya habían terminado de saludar a las dos chicas y estaban mirando ceñudos el cariño con el que saludaban a su amigo y compañero de trabajo. Tenían experiencia viendo la sensación que causaba David en mujeres de todas las edades, dado a su madurez a pesar de parecer un joven más.

Se acercaron entonces hacia David, molestos, y le dieron la mano con más frialdad de lo que lo hacían normalmente. Este detalle no se les pasó por alto a sus respectivas chicas, que cruzaron una mirada.

-       Hola, Bill, Tom – sonrió el manager, extrañado por su incomodidad hacia él -. ¿Estáis bien?

-       Perfectamente – respondió Tom, cortante, rodeando con los brazos a una divertida Mery, como intentando marcar territorio.

-       Ídem – respondió Bill, asimismo rodeando a June.

Miraron a David desafiantes y con el pecho inflado de orgullo. June y Mery intercambiaron otra mirada y empezaron a reírse a carcajada limpia. Los Kaulitz las miraron dolidos, pero los demás, exceptuando a los recién llegados que no se enteraban de nada, acompañaron sus carcajadas con unas risitas mal disimuladas. Pero es que encima miraban las muecas de desconcierto de las caras de Bill y Tom, y reían todavía más. Aquello no tenía precio.

-       ¿De qué os reís? – preguntó Bill, curioso.

-       De vosotros – respondió June agarrándole las mejillas y haciéndole cariñitos -. ¡Sois tan celosos!

-       Es que sabemos cómo reaccionan las chicas y las mujeres con David – musitó Tom contra el cuello de Mery.

-       ¿Y no sabéis cómo reaccionan las chicas y mujeres con vosotros o qué? – rió Mery, inclinando la cabeza hacia un lado, dejándole a Tom menos espacio para besar -. Yo te quiero a ti, tonto. No a tu manager.

-       ¡Hay que ver! – rió Dasha -. Tan lindos y a la vez tan inseguros.

-       Dasha, nena… ¡ojo! – la amenazó Mery en broma -. Que como te metas con nuestros novios – y entonces miró a June y Bill -, bueno, con mi novio y su próximamente presa – “¿Presa quién?” preguntó Bill fingiendo ofenderse -, te dejamos solita, baby.

-       Sabes perfectamente que nunca haría algo así, Mer – afirmó Dasha con solemnidad y las tres rieron.  

-       Chicos, sólo quería conocer a las chicas que os habían movido tanto el piso – rió David, aliviado de que ese fuera el problema que tenían.

-       ¿Cómo sabes que estamos en el quinto Limbo? – preguntó Bill, rascándose la cabeza, avergonzado por haberse molestado tanto con su manager por un tema tan tonto.

-       Puede que vosotros estéis completamente desconectados de vuestro trabajo – explicó David -, pero Gustav es el único responsable por ahora y él me informó de cómo van las cosas.

-       En eso tienes razón – afirmaron las tres amigas a la vez.

-       ¿En qué? – preguntó David, confuso.

-       En que Gussie es el más responsable – respondió June apretándole los mofletes al aludido (Típico cuando te coge una amiga de tu abuela, te aprieta las mejillas y te dice: “¡Ay, cuánto ha crecido esta niña!”) -. Sól mirad qué tiernito.

-       Nené – se quejó Bill -, YO soy tu tiernito.

-       Tú ere mi amor – sonrió ella con ternura.

-       ¡Oig! ¡Qué linda que eres! – se acercó a ella para abrazarla y la besó con pasión.

-       Bill – musitó June al rato, contra los labios del chico, pero éste no dejó de besarla -. Bill – volvió a llamarlo.

-       ¿Qué? – gruñó él bajando sus labios hasta su cuello.

-       Estamos delante de todos, incluyendo mi primo – le avisó viendo la cara de advertencia que tenía el joven -. Y David no habrá venido simplemente por una visita de cortesía. Recuerda que hoy por la noche tienes una entrevista.

-       June tiene razón, Bill – rió el manager -. Suéltala un poco. Además no has presentado a Natalie y Genna.

-       ¡Es verdad! – exclamó Bill, separándose de June y dándose una palmada en la frente.

-       Gracias por acordarte por fin de nosotras – dijo con sarcasmo la chica castaña con brillos rubios en el pelo.

-       Natalie… - le recriminó la otra, silenciosamente.

-       No empecéis – pidió Tom con cara de sufrimiento fingida -. Ella es Genna – presentó a la chica morena y más joven, que se había quedado, apropósito, un poco apartada de la escena -. Es nuestra peluquera. Ayuda sobre todo a “Palmera andante” – añadió señalando a su gemelo.

-       Encantada – dijo ella sonriendo con timidez y recibió una sonrisa de todos los demás y un: “Igualmente”.

-       Y ella es Natalie, la hermana mayor de Genna – presentó Bill a la mayor-. Es la maquilladora, y también me ayuda a mí principalmente – entoncer se giró hacia su hermano -. Imbécil – le susurró, en modo de venganza por cómo lo había llamado antes.

-       ¡Hola! – saludó Natalie, alegremente.

-       Hola – respondieron los demás.

-       Y ellos son June – Bill la señaló -, Mery, Dasha, Eric… - iba señalándolos uno a uno, y en ese momento llegó el surfista -… y Derek. Buenos días, tardón.

-       Ni tan buenos como hasta ahora – se acercó a June y le dio un beso en la mejilla -. Hola bebé, ¿cómo estás hoy?

-       Sana como un toro y contenta – rió ella.  

-       Y no te olvides de hermosa – añadió Bill.

-       Me alegro – sonrió Derek dulcemente y se volvió hacia los desconocidos -. ¿Y este señor acompañado de semejantes preciosidades?

Lo único que provocó fue la risa de David, que miraba divertido el sonrojo de Genna y el orgullo que inflaba el pecho de Natalie. June miró a su amigo, entretenida y divertida. Aquellos días no había sacado su lado coqueto y seductor ya que no había conocido a ninguna nueva chica a la que maravillar y por la que quisiera suspirar.

En parte, June estaba preocupada porque Derek era muy enamoradizo y lo había pasado bastante mal en algunas relaciones que no habían acabado bien. Pero por otro lado, vio el interés con el que Genna empezaba a mirarlo, y pensó que, si la chica era tal y como enseñaba a la primera impresión, aquella relación podría salir bien, si es que llegaba a empezar.

-       Soy David, manager de los chicos – se acercó el hombre y le dio la mano al surfista.

-       Y yo soy Natalie – añadió la chica, dándole un beso en cada mejilla antes de girarse hacia Genna para presentarla -, y ella es mi hermana Genna.

La otra chica le saludó con la mano con timidez, pero antes de que pudiera bajarla, Derek se había acercado a ella y se la había llevado a la boca, para depositar un tierno beso en el torso de ella. Provocó otro sonrojo de parte de la chica, que aceptó el gesto con un asentimiento de la cabeza y se alejó a un segundo plano otra vez, tímida.

-       Yo soy Derek Merino – se presentó él -. Encantado.

-       ¿Derek Merino? – los ojos de Genna se abrieron ampliamente y habló por primera vez delante del chico...