Éstos son los personajes más importantes

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Capítulo 5


Cuando June abrió los ojos, lo primero que vio fue una cabeza con pelos de león que estaba inclinada sobre ella. No pudo evitar intentar retroceder cuando descubrió que era un chico que parecía ser poco mayor que ella.
-       ¿Y esos pelos? – fue lo primero que pudo preguntar, en su estado, sedada con un montón de medicamentos. Oyó risas un poco más lejos y vio a otros tres chicos sentados en el sillón que había en la habitación en la que estaba.
-       Soy Bill Kaulitz – respondió el chico -. ¿Te encuentras bien?
-       ¿Has dicho… Bill Kaulitz? – los ojos de June se abrieron de golpe -. ¡Ay, Dios mío! ¡Eres Bill Kaulitz… de los Tokio Hotel!
No podía ser, su grupo favorito, su cantante favorito, ese tío bueno con los ojos pintados… Estaba allí, ¡con ella! ¡En el hospital! ¡En…! ¿Qué hacía ella en el hospital?
-       ¿Por qué estoy aquí? – preguntó sin pensar, antes de decir algo más importante.
Los chicos cruzaron una mirada entre ellos.
-       ¿No te acuerdas de nada? – le preguntó Bill, cuando se giró otra vez hacia ella.
-       Pues… - dijo June poniendo cara de disculpa.
-       Acababas de girar una esquina cuando Tanya y Danniel echaron a correr y… - estaba contando Bill cuando June lo cortó con un gritito de miedo.
-       ¡Tannie y Dan! ¡Por Dios, los niños! – se quejó -. ¿Dónde están? ¿Les pasó algo? ¿Y Tannie? A Dan la pude apartar, pero a la peque… - decía de forma incoherente mientras intentaba levantarse de la cama.  
-       Tranquila – respondió Bill intentado tumbarla otra vez en la cama -. Los niños están bien, prácticamente la que tuvo el accidente fuiste tú.
-       Además – añadió un chico con rastas y un piercing en el labio que se acercó a ellos -, son las cinco de la tarde. Susanna acaba de salir de trabajar y habrá ido a buscar a los niños que estarán de camino a aquí.
-       Tú… eres Tom Kaulitz – ella se pudo más nerviosa todavía -. ¡Ay, por Dios! ¡Qué vergüenza! Pero, ¿qué hacéis aquí?
-       Nuestro conductor te atropelló – dijo Georg, desde donde estaba -. Es lo mínimo que podíamos hacer.
June se puso más roja todavía y evitó mirarles a la cara. Estuvieron un buen rato en silencio hasta que oyeron voces agudas que se acercaban por el pasillo. A través de los cristales de la sala donde estaba, June vio a Susanna aparecer llevando a las dos fierecillas cogidas de la mano, mientras éstas iban dando saltos, instando a su madre a ir más rápido. Cuando entraron, y vieron que June estaba sentada en la cama, se acercaron los tres corriendo a abrazarla...

2 comentarios:

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