Al día siguiente, Bill despertó cuando el doctor vino a hacerle la revisión matutina a June. Se metió en el baño bien equipado que tenía la habitación del hospital y se duchó y se cambió mientras el doctor hacía su trabajo. Cuando salió, June ya había despertado y estaba manteniendo una conversación con el doctor. La oyó decir que se encontraba perfectamente y que sólo le molestaba un poco la cabeza.
El doctor parecía contento cuando se acercó hacia Bill y le dijo que con el ritmo que llevaba la recuperación de June, posiblemente en dos semanas pudieran darle el alta. Cuando el doctor salió, entró una enfermera con el desayuno de June en una bandeja. Era una chica bonita que le dirigió una sonrisa coqueta a Bill antes de salir de la habitación, por la que en aquel momento estaban llegando Tom, Georg y Gustav, que llevaban bolsas que por el olor que desprendían parecían compradas en una panadería.
- ¡Ey, hola preciosa! – Tom no pudo evitar silbar mientras la enfermera salía por la puerta y seguía el movimiento de sus caderas con los ojos.
- Cállate – Gustav le dio una colleja.
- Tal para cual, gemelos – rió June -, se os cae la baba.
- ¿Qué dices? – Bill fingió mostrarse ofendido.
- Intentaré no ensuciarte el suelo – dijo Tom mientras se limpiaba las supuestas babas de la barbilla.
June no pudo evitar reírse y le pidió a Georg que le diera otra colleja de su parte. Bill y Tom se sentaron a los pies de la cama de June, y Gustav y Georg en el sofá cama en el que había dormido Bill.
Los tres chicos abrieron las bolsas y le ofrecieron a Bill una napolitana de chocolate, un suizo y un croissant. Los otros tres tenían algo parecido para desayunar. June, sin embargo, miraba con tristeza la leche fría, el zumo de naranja hecho con polvos y los cereales energéticos que le había traído la enfermera.
- Ey, Tom. ¿Querrías hacer un traro conmigo? – le preguntó, divertida.
- Según cuál sea, preciosa – dijo él mientras desenvolvía un lazo cubierto de azúcar pringoso.
- Fácil – sonrió ella -. Tu desayuno por el mío – dijo mientras alzaba la bandeja.
- ¡Ugh! – dijo mirando con asco los cereales y el zumo -. Eso ni siquiera es comestible. No hay trato. Además, tienes que comer sano, acabas de tener un accidente – añadió mientras le hablaba como un padre y le agitaba el dedo delante de las narices.
- No intentes parecer mayor y maduro ahora – rió June mientras se bebía el zumo -. ¡Ew, asqueroso! – dejó el vaso en la bandeja -. No lo vas a conseguir. No conmigo.
- Te tiene calado, Tom – rió Georg mientras le daba un mordisco a una palmera con chocolate.
- Vosotros lo que queréis es hacerme sufrir, ¿verdad? – se quejó June mientras metía los algunos cereales en la leche.
- Umm, sí – dijo Bill mientras probaba su napolitana.
- Cruel – sonrió ella mientras le daba un golpe en el brazo.
Siguieron riéndose mientras desayunaban. Cuando volvió a entrar la misma enfermera para llevarse el desayuno de la chica, intentó coquetear con los chicos, pero ellos estaban ocupados escuchando a June que estaba contando sus travesuras de cuando era niña.
A media mañana, cuando los cinco estaban enfrascados en una conversación muy intensa, tuvieron la primera visita de aquel día. Dos torbellinos abrieron la puerta de un golpe y entraron en la habitación corriendo, dando gritos de saludo simultáneos.
- ¡Nené…! ¡Preciosa! ¿Estás bien?
- ¡Nené, guapa! Nos tenías tan preocupadas...
Hola!!!! me encanto el cap. >.< era para que Bill dijera "me vale la gente, el mundo y su opinión, también que apenas te conozca, te amo se mi novia" aunque creo que si hubiera sido así no hubiera gustado tanto jajaja que bipolar soy :p, prefiero la intriga y el hecho de que Bill espere a June lo hace mas romantico jejeje n.n sigue así.
ResponderEliminarjejeje....tienes toda la razon...a mi tambien me gusta eso :)
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