Capítulo 34

June miró ilusionada a Bill. Por fin había escuchado salir de sus labios las palabras que tanto había deseado oír durante los últimos cinco años. Pero de repente recordó la decisión que había tomado la noche anterior y por qué la había tomado.

-       Bill mira…

-       Si no quieres, no pasa nada – se apresuró a decir Bill, creyendo que iba a recibir una negativa por respuesta -. Pero me había parecido que tú también sentías algo con el beso.

-       Bill – replicó ella tranquilamente -, no me has dejado terminar.

-       ¡Uy! – dijo él, esperanzado -. Perdona, sigue.

-       No sé si novios, novios – dijo sin estar del todo convencida -. Pero podríamos ser algo así como amigos con derecho a roce… ¡amigovios! Podríamos ser amigovios. 

-       ¿Amigovios? – preguntó Bill, entre extrañado y divertido.

-       Sí, ya sabes, ni amigos ni novios, amigovios.

-       Bueno, pues amigovios será – dijo Bill besándola suavemente.

-       Ummm – suspiró June mientras se separaban -. Me gusta tu forma de cerrar un trato. Es… interesante.

-       ¿Interesante, dices? – sonrió Bill, irónicamente, arqueando una ceja como sólo él sabía hacerlo.

En aquel momento llegaron los demás integrantes de la banda, tras haber dejado a Mery y Dasha en su casa.

-       ¡Hola, par de dos! – exclamó Tom abriendo la puerta de un golpe, y quedándose quieto al ver acurrucada a June en los brazos de Bill -. ¿Está dormida?

-       Adiós privacidad – suspiró June apartándose -. Menos mal que estamos en un hospital, que si no nos quitarían privacidad hasta en el baño.

-       Así que tiene planes de vernos en el baño ¿eh? – dijo Bill con picardía guiñándole un ojo y haciendo que se sonrojara.

-       ¡Bill! – protestó como una niña.

-       ¿Qué pasa aquí, hermanito? – preguntó Tom con curiosidad -. Te noto muy contento.

-       No sabes qué buenos son los chistes que cuenta June una vez está recuperada – mintió Bill.

-       ¿Qué no? Nos ha contando el del señor del registro* esta mañana antes de que vinieran todos y era buenísimo – rió Tom al recordarlo.

-       ¿Y tú qué? – preguntó June -. ¿Ya te has despedido de Mery por hoy? ¿No te has quedado con las ganas?

-       Sí y sí – respondió Tom haciéndoles reír -. Me he despedido con un intenso y tierno beso y me he quedado con las ganas.

Y así, estuvieron un rato más hablando hasta que vino el doctor y mandó a Tom, Georg y Gustav, sin contemplaciones a su habitación. Volvieron a quedarse solos, pero June estaba demasiado cansada. No podía ni hablar casi.

Dejó que Bill la arropara y la cubriera con una colcha más gruesa para que no pasara frío por la noche. Ya entre las brumas del sueño, sintió que Bill le daba un beso en la frente y susurraba:

-       Hasta mañana, princesa.

-       Mghasdsta mañanndjijnaa – respondió con voz pastosa.

Cuando Bill se alejó para ponerse el pijama y meterse en su sofá-cama en la que “tan cómodamente” dormía, oyó que June, ya en sueños, decía en un susurro lo suficiente alto como para oírlo.

-       Te quiero, Bill.

-       Creo que yo también – respondió él mientras se tapaba hasta debajo de la barbilla, escondiendo la enorme sonrisa que cruzaba su cara... 


* El chiste, por si tenéis curiosidad y queréis saber cuál es. Puede que a vosotr@s no os haga gracia, pero yo me partí. Ahí va:
Va un día un señor a  hacerse en DNI, y como el normal le preguntan sus datos y entre ellos su nombre.
- Be-Benito Pe-Perez - respondió el señor.
- ¡Ay va! ¿Es usted tartamudo? - pregunta el que le atiende.
- No, mi padre. Y el del registro un imbécil.