Capítulo 38

Se miraron el uno al otro, otra vez (se miran demasiado estos dos, ¿no creéis? xD), sin saber si contarles la verdad sobre cómo estaban o no. Asintieron los dos simultáneamente y decidieron contarles a los demás lo que pasaba entre ellos en realidad.

-       Verás Tom – comenzó Bill -, yo ya le dije anoche a June lo que sentía por ella.

-       ¿Cómo? – preguntó Tom.

-       Pues… con un beso – dijo Bill, sonrojado.

-       No te preguntaba eso, era más bien una exclama… - comentó Tom y de repente se dio cuenta de lo que había dicho su gemelo -. ¿Cómo? – repitió, creyendo haber oído mal.

-       Ay, baby – suspiró Mery -, mira que puedes llegar a ser obtuso – se quejó -. Tu hermano ha besado a mi amiga. ¿No es tan difícil, no? – entonces se giró hacia June -. Cuéntamelo todo, quiero detalles.

-       ¡Mery! – se quejaron Bill y June a la vez.

-       No, no, contesta – pidió Eric, serio -. Yo también quiero enterarme.

-       Bien – aceptó June, lanzándole una mirada acusadora a Mery, que se encogió de hombros y puso cara inocente -. Cuando os fuisteis todos y nos dejasteis solos, fue como si…

-       Algo nos atrajera entre nosotros – explicó Bill -, como si dos imanes de polos opuestos estuvieran en nuestros cuerpos y tuviésemos que acercarnos.

-       Fue muy tierno – se sonrojó June.

-       ¿Y ya sois…? – repitió Derek, la pregunta que había hecho la noche anterior.

-       No del todo – respondieron a la vez, y se rieron juntos.

-       ¿Pues a qué esperáis? – se quejó Mery, que quería ver a todas sus amigas felices y con pareja.

-       No te aceleres, Mery – rió June -. Estás cosas necesitan tiempo. Y sabes que yo soy bastante tímida.

-       Con otros será, porque con nosotros estuviste muy animada desde el principio – comentó Gustav.

Siguieron hablando tranquilamente bastante rato. No querían irse del hospital, se había convertido en un sitio muy especial para todos, porque se habían conocido allí, y guardarían algunos de sus mejores recuerdos en aquel lugar.  

Mientras tanto, Georg y Dasha paseaban juntos por la Gran Vía de Madrid. Dasha le estaba enseñando un poco la ciudad y hacía de guía. El chico llevaba el pelo escondido debajo de un gorro y el cuello de su abrigo y la bufanda le cubrían lo suficiente la parte de debajo de la cara, como para que nadie le reconociera.

Se lo estaban pasando muy bien juntos, y no habían comentado nada sobre el incidente del hospital. No lo hicieron por lo menos, hasta que Georg, creyendo que Dashar ya había tenido el suficiente tiempo para asimilar los últimos hechos, decidió comentar algo al respecto...